Las mallas metálicas no son parte de una vestimenta sideral o futurista, como podría dar lugar a pensar el término. Conocidas por todos, cuando nos referimos a este elemento indispensable en numerosos espacios, hablamos de las verjas o rejas, que delimitan los espacios en las instalaciones, generalmente, al aire libre. Las mallas metálicas son versátiles y duraderas, a la vez que esenciales para diversas aplicaciones. Desde la protección de animales hasta el vallado de un jardín, pasando por un sinfín de usos, como puede ser la seguridad de una obra.
Aunque se trata de un material muy utilizado y conocido, lo cierto es que poco sabemos sobre su mantenimiento general y específico para obtener mayor durabilidad. Dado que se trata de una opción de lo más popular y utilizada a la hora de delimitar propiedades, jardines o espacios industriales, debido sobre todo, a su durabilidad y bajo coste, queremos proporcionar algunas medidas de mantenimiento así, como ideas para su uso.
Como sucede con cualquier tipo de estructura exterior, las vallas metálicas, se encuentran expuestas de forma continua a las inclemencias del tiempo y otra serie de factores. Estos aspectos, pueden llegar a afectar a su apariencia y funcionalidad con el paso del tiempo. Por lo que una de las mejores formas de prolongar su vida útil y mantener su estado en óptimas condiciones, no es otra que realizar un mantenimiento regular en ellas. Cada tipo de malla y su material, requieren de un mantenimiento adecuado, en función de sus características generales. Sobre todo aquellas que cuentan con recubrimiento de PVC o galvanizado. Por lo que vamos a aprovechar este articulo para proporcionar algunos consejos prácticos que, permitan mantener las mallas en las mejores condiciones.
Se trata de un aspecto importante, aunque las mallas galvanizadas y recubiertas de PVC, están diseñadas para resistir el desgaste ambiental, no está de más realizar un mantenimiento regular. Con ello se garantiza una mayor vida útil, mayor seguridad y reducción de los costes de reemplazo o reparaciones.
Buen mantenimiento equivale a mayor durabilidad
Es más que habitual, pasar por algún lugar delimitado por este tipo de mallas o cercados y, observar como el óxido recubre el metal con el que están fabricadas. Muchas veces las encontramos dobladas y frágiles, facilitando el acceso a intrusos. Por eso nos hemos acercado a Spadico, expertos en mallas metálicas y cerrajería, para que nos cuenten cuales son las medidas de mantenimiento más habituales y eficaces.
Lo primero que nos han contado es lo relativo a la limpieza regular de las mallas metálicas. Se trata de uno de los cuidados más sencillos y efectivos para mantener este elemento en buen estado. Practicar una limpieza periódica, eliminando suciedad, polvo y otros residuos acumulados en la superficie, resulta indispensable. Esta acumulación puede afectar a su aspecto y acelerar el desgaste. Para realizar la limpieza, es suficiente agua y un jabón neutro. Con una esponja o cepillo suave se elimina la suciedad y el polvo. En caso de que se encuentre muy sucia o existan manchas de aceite, se puede utilizar un detergente suave. Realizar esta limpieza por lo menos dos veces al año o con mayor frecuencia en zonas de costa, es algo fácil y evita problemas a largo plazo.
Para las mallas metálicas el óxido y la corrosión son grandes enemigos. Sobre todo para aquellas que se fabrican en hierro y acero galvanizado. El óxido puede comprometer la estructura y el aspecto, limitando su durabilidad. La mejor manera de prevenir su aparición, es inspeccionar la valla de forma regular. Esto permite detectar signos de óxido o corrosión, sobre todo en las uniones, bisagras y zonas de corte. En el caso de que aparezca, basta con lijar la zona y aplicar una capa de imprimación antioxidante, antes de pintar la valla con una pintura protectora.
La aplicación de este tipo de pintura, es sin duda, otra medida de mantenimiento y prevención. Como su nombre indica, la pintura protectora protege la valla metálica, evitando la corrosión y mejorando su durabilidad. Si ya cuenta con esta capa de pintura, conviene hacer una revisión periódica. Llegado el momento de que la pintura esté deteriorada, se procede como con el óxido: se lijan las zonas afectadas, se aplica una imprimación y se pinta con la pintura adecuada. Utilizar productos de calidad, con protección frente a los rayos UV, resistentes al agua y la corrosión, proporcionan mayor durabilidad.
Verificar las estructuras y soportes, es otra de las medidas de mantenimiento más básicas. Con el paso del tiempo, soportes y postes, pueden aflojarse o desplazarse a consecuencia del viento, el uso constante o incluso, los movimientos del suelo. Mantener estos elementos bien anclados y firmes es esencial para proporcionar estabilidad a la valla. Inspeccionar los postes y soportes, comprobando que no estén flojos o inclinados, ajustando los tornillos y anclajes si es necesario o, reforzando los postes si pierden estabilidad. Hay que asegurarse de que las bisagras y los pernos estén bien lubricadas para evitar el óxido y los chirridos.
Pasamos a la protección frente el agua y la humedad. Dos factores de riesgo para la durabilidad de las mallas metálicas cunado se encuentran en zonas lluviosas o cerca del mar. En este sentido hay que asegurarse de que no se acumule el agua en la base de los postes o zonas de anclaje. Contar con un buen drenaje, evita que la valla quede sumergida en un charco de agua. Considerar los recubrimientos impermeables o aplicar uno adicional, protege la valla de la corrosión.
En las vallas que incluyen puertas metálicas, resulta indispensable lubricar las bisagras y cerraduras de forma regular. Las partes móviles se deterioran con el paso del tiempo, debido a la fricción y oxidación.
No obstante todo lo dicho, la mejor manera de prolongar la vida útil y el aspecto de una malla metálica, es el mantenimiento preventivo. No hay que esperar a que se produzca el problema, como hemos podido comprobar, con revisiones y actuaciones preventivas, se puede evitar que el desgaste, se transforme en un problema.
Usos frecuentes de las mallas metálicas
Adelantábamos que las vallas y mallas metálicas, cuentan con una amplia variedad de aplicaciones, lo que hace que existan diversas opciones. Para elegir el tipo de malla más adecuado, primero hay que conocer sus posibles usos.
Uno de los más conocidos es la protección de pequeños animales. Las mallas estrechas, de hasta ocho centímetros, evitan que animales pequeños como los conejos o cobayas, así como animales mayores pero jóvenes, enreden sus patitas a través de la malla. Se trata de un uso muy habitual de las mallas, sobre todo en pajareras, jaulas para animales o recintos protegidos.
Al mismo tiempo, es muy frecuente encontrar mallas metálicas destinadas a la gestión y protección de animales salvajes de mayor tamaño. Jabalíes, ciervos o incluso, lobos, capaces de ocasionar daños en las tierras de cultivo o fincas privadas, no pueden acceder con tanta facilidad, si se colocan mallas metálicas más grandes y robustas, capaces de resistir la bravura de estos animales.
Otra aplicación de las mallas metálicas es la de ofrecer seguridad en terrenos difíciles. Este tipo de mallas en particular, se fabrican especialmente para ser utilizadas en terrenos ondulados o difíciles, se trata de mallas de gran resistencia y tracción, bastante flexibles para ser adaptadas a los contornos naturales del paisaje.
Uno de los problemas que suelen presentar las mallas metálicas, es que los animales excavan por debajo, por lo que fijar alambre adicional, evita que animales como zorros excaven y se cuelen en la propiedad. Esta fijación refuerza la estabilidad de la valla, por lo que ofrece una doble función.
Sin lugar a dudas, uno de los usos de mallas metálicas más conocidos y habituales, es el cercado de los jardines. Se trata de una manera asequible de proteger el terreno y los jardines de visitas indeseadas, creando un límite claro, agradable a nivel estético y de lo más funcional.
En definitiva, las mallas metálicas son un elemento de lo más cotidiano. Proporcionan una amplia variedad de soluciones de todo tipo, tanto a la hora de proteger a los animales, como protegerse de ellos y proporcionar seguridad en las instalaciones. Tanto para proteger a los mismos animales, como para asegurar la propiedad, las mallas metálicas, se diseñan y fabrican para satisfacer cada necesidad particular.
Elegir la malla metálica adecuada para cada proyecto, permite disfrutar de una mayor tranquilidad, ya que proporciona la seguridad adecuada, en cada caso. La naturaleza robusta y adaptable de la que disponen las mallas metálicas, demuestran de forma constante, ser una de las soluciones más factibles y económicas para obtener una seguridad básica.
Lo mejor de todo es que, con un mantenimiento adecuado, como ya hemos explicado, las mallas metálicas, son elementos duraderos y fáciles de mantener. No requieren más que revisiones periódicas, limpiezas puntuales y engrasar las partes necesarias, como juntas, bisagras y cerraduras. Contar con una malla metálica de calidad, supone una medida de seguridad y protección en cualquier ámbito que lo requiera. De hecho, con las mismas, se fabrican jaulas de contención y, para que los animales, puedan transportarse o descansar. Versatilidad y durabilidad son sus propiedades más destacadas.