Os quiero contar una historia de esas que cuando terminas de leer te hacen recapacitar. De esas historias que cuando las analizas te hace replantearte tu situación en la vida. Y es que muchas veces no nos damos de que el reloj de arena que es nuestra vida pasa muy rápido. Eso de que el tiempo va lento, es mentira. La vida pasa a la velocidad de un Ferrari, aunque no seamos conscientes. Ocurre cuando tenemos un hijo y vemos cómo va creciendo. También ocurre cuando estamos de vacaciones y vemos que el tiempo pasa más rápido que cuando estamos trabajando. Sea como sea, hay historias que te hacen replantearte tu vida, y esta creo que es una de ellas. Espero que os guste.
Carlos y Marta eran una pareja joven, como cualquiera de nosotros, que de repente se dieron cuenta que querían hacer un cambio de rumbo en su vida. Ellos habían decidido dejar atrás la gran ciudad de Barcelona y trasladarse a un pueblo rural en busca de una vida más tranquila y en contacto con la naturaleza. A pesar de las dificultades que les esperaban, estaban decididos a enfrentarlas juntos y hacer de su nueva vida un éxito. Y es que no es fácil dejar una ciudad como Barcelona cuando tienes todo en todos los aspectos, pero te das cuenta de que esta vida no te llena. Una vida que está controlada por el reloj, por el estrés y que no te da tiempo para poder disfrutar tus momentos.
La adaptación
Al principio, la adaptación al pueblo no fue fácil. En el mundo rural, la falta de comodidades y servicios a los que estaban acostumbrados les resultaba muy costoso, pero poco a poco fueron aprendiendo a vivir de forma más simple y a aprovechar los recursos que el entorno rural les ofrecía. Se integraron rápidamente en la comunidad. ¿Cómo lo hicieron? Pues participando en las fiestas del pueblo y colaborando en las tareas agrícolas que realizaban los vecinos. Y es que cuando alguien quiere formar parte de algo, tiene que saber integrarse. Y este es uno de los puntos clave.
Dificultades
Una de las mayores dificultades a las que se enfrentaron fue la economía, como suele pasar siempre en estas cosas. Al principio, tuvieron problemas para encontrar trabajo, ya que en el pueblo las oportunidades laborales eran muy limitadas. Sin embargo, no se dieron por vencidos y decidieron emprender un nuevo camino. Montaron una pequeña granja de productos orgánicos, donde cultivaban frutas, verduras y criaban animales. Poco a poco, su negocio fue creciendo y lograron establecer una clientela fiel que apreciaba la calidad y el esfuerzo de su trabajo. Un sueño que siempre hemos tenido en la mente, pero que nunca nos atrevemos a hacerlo. Ellos se atrevieron y ahora disfrutan. La típica frase de este tomate ya no sabe como los de antes, pues ahora por fin, sí que les sabe como antes.
Además, decidieron aprovechar el auge del turismo rural en la zona de Cataluña que cada año va a más, y habilitaron una parte de su casa para recibir a turistas que buscaban experiencias auténticas y tranquilas en el campo. Así, pudieron complementar sus ingresos y dar a conocer la belleza y los encantos de su pueblo.
Otro de los problemas que se encontraron al principio fue el de la cobertura, ya que ahora mismo para poder realizar cualquier gestión hay que estar conectado. Ya que puedes decir que no lo necesitas, pero finalmente, aunque seas una persona que no estás operativa las 24 horas es cierto que necesitas una conexión. Afortunadamente ellos tenían la compañía Oroc, y es que la tecnología no tiene que estar reñido con el mundo rural. Todo lo contrario tienen que ser aliados y poder consultar movimientos de bancos, o consultas médicas, sin tener que irte del pueblo, pero estando conectando. Al igual que ocurre con las noticias de los medios de comunicación.
Como has visto, a pesar de los obstáculos, Carlos y Marta encontraron en el mundo rural un estilo de vida que les proporcionaba una felicidad y satisfacción que nunca habían experimentado en la gran ciudad. Habían encontrado por fin el sentido de la vida. Y no, no estaba en la Barcelona capital, estaba en la rural. Aquí es donde aprendieron a valorar la tranquilidad, la belleza de la naturaleza y la solidaridad de una comunidad unida. Pese a los desafíos, lograron salir adelante y construir una vida plena y exitosa en su nuevo hogar.
Y Ahora qué, ¿crees que podrías hacer lo mismo que esta pareja catalana?