Mi pareja y yo llevamos 16 años juntos. No nos hemos casado, ni queremos. Creo que esa es la clave del éxito. El vivir siempre como novios. O eso es lo que yo creo. Pero no lo digo, lo hago. Y es que para mí, cada día con mi chica, Mónica, es una experiencia nueva. Claro que hemos pasado crisis, malos momentos y los que vendrán, pero tengo claro que es la mujer de vida, y simplemente lo puedo conseguir tratándonos como novios.
El noviazgo es una época preciosa. Es la de las mariposas en el estómago, la de la ilusión, la de la pasión. Y para mí la de sorprender. Por eso siempre intento sorprenderla con algo que hagamos. La penúltima ocasión fue con unas entradas para ver a Enrique Bunbury en Málaga, que ella no se esperaba. No la dije nada. Simplemente se las dejé en su almohada y allí las encontró. Su cara era un poema. Y no, no era su cumpleaños ni aniversario ni nada. Simplemente me apetecía hacerla feliz.
Pero la última ha sido una de las que más le ha gustado. De toda la vida mi chica es una apasionada de la velocidad. Solo con deciros que ella sabe más de coches que yo. Cuando fuimos a comprarme uno, ella era la que le preguntaba todas las cuestiones técnicas a los chicos de los concesionarios. Es más, quiere tanto a su coche, que en 7 años, yo todavía no lo he conducido. Pues bien, apasionada como es de la Fórmula 1, sabía que le haría ilusión acudir a un circuito de karts, y así lo hicimos. En Alicante se encuentra Chicharra Karts, un complejo de ocio con circuito de velocidad, que es fabuloso. Te sientes como un piloto de verdad porque tienen paddock, zona de boxes y talleres.
Tuvimos suerte porque no había despedidas de solteros, muy habituales en Alicante, que normalmente se suelen coger una carrera en grupos, y claro, como es lógico, con la alegría de la celebración suelen hacer bastante el cafre.
Así es la pista
El precio es muy asequible porque ronda entre los 14 y los 18 euros dependiendo del coche que te pidas, ya que en algunos la potencia es diferente. Incluso también les hay bi, para compartir. Yo en mi caso como es lógico, cogimos uno para cada uno, sobre todo porque Mónica es una de las personas más competitivas que conozco y por supuesto no iba a ir de paseo, sino que saldría a ganar y hacer récord del impresionante circuito. Y es que tiene una longitud total que supera los mil cuatrocientos metros y una longitud de recta de 170. Madre mía que velocidad cogimos cuando llegamos a meta.
Además aprovechamos para comer allí ya que tienen un restaurante. Y como estábamos con el subidón de la velocidad pues nos pedimos un arroz con bogavante que es uno de nuestros platos favoritos. Por cierto, estaba muy rico.
Otras tres pistas
Como te he dicho nosotros no tenemos niños, pero si los tienes, también puedes venir a este sitio porque acogen un minicircuito, enfocado 3 funciones: pista infantil para manejar un «baby kart»; pista para coches de radio control; y pista para amateurs a que conducen minimotos privadas. Muy completo todo.
Como es lógico mi chica acabó tan contenta. Además, pusimos el broche de oro a este día en Alicante, una gran ciudad para hacer una ruta, con una buena cena con el mejor vino. Y así es como pasamos un fin de semana intenso, a toda velocidad, después de 16 años de novios. Y que sea por muchos más.