A pesar de lo que pueden sugerir esas tópicas imágenes a propósito de las prisas cotidianas, la rigidez de horarios y la agresividad de la muchedumbre, las ciudades no suponen un espacio hostil para la tercera edad, sino más bien al contrario.
La toma de conciencia ciudadana, trasladada a las administraciones municipales, ha conseguido que el entorno urbano derribe sus tradicionales barreras y se transforme en un espacio accesible y universal, lo que permite disfrutar aún más y con mayor facilidad de sus ventajas inherentes.
Los procesos de adaptación a la accesibilidad comprenden desde la propia arquitectura de la ciudad y su mobiliario urbano, hasta el diseño de sus edificios o el transporte público destinado a llegar a ellos. Las distancias, por tanto, se acortan y se acercan frente a las limitaciones características de la edad, no solo evitando de este modo la exclusión de las personas de la tercera edad en lo que a la actividad cotidiana se refiere, sino fomentando su participación en ella.
Así pues, la gama de actividades y entretenimiento disponible para nuestros mayores responde con mayor facilidad a sus inquietudes y necesidades, dada la abundante agenda de ocio que ofrece el marco urbano. Desde un sencillo y agradable paseo por el parque público, hasta la asistencia al último estreno de la temporada teatral, un sinfín de puertas y oportunidades se abren a las apetencias de nuestros mayores.
Pero, por supuesto, la principal ventaja que aporta el entorno urbano consiste en la proximidad y rapidez a la hora de contar con la atención de servicios públicos o privados de calidad, factor imprescindible para el correcto y normal desarrollo de su día a día.
Y es que la creciente exigencia de cuidados y atención personal presenta una cuestión de vital importancia para la persona de la tercera edad. En la provincia de Barcelona, cabe destacar al respecto la labor emprendida por la residencia Benviure.
Centro de referencia en el ámbito de las residencias geriátricas, Benviure destaca por la excelencia de su servicio como motivación empresarial, lo que atañe a la atención detallada desde el más mínimo apartado de su actividad hasta el mayor de los lujos disponibles en el centro, destinado en su plenitud a asegurar el disfrute de sus miembros. Por supuesto, mención especial merece su plantilla, conformada por especialistas técnicos de contrastada eficiencia y experiencia en su trabajo. La amplitud de miras del centro se revela echando un vistazo a la lista de profesionales contenida en la entidad: médicos, enfermeras, gerocultores, fisioterapeutas, animadores socioculturales… Alguno de ellos pertenecientes a disciplinas muy específicas y que, apoyados en la disponibilidad a su vez de la tecnología más avanzada en el campo de la atención a la tercera edad, se encuentran orientados a garantizar la más alta calidad de vida de todos los residentes.
Es por ello que, además de la eficiencia en el aspecto sanitario y clínico del proyecto, también prima la construcción de un entorno humano cercano y personalizado que confiera a la estancia una calidez sin comparación, respetuoso con la privacidad del cliente pero siempre preparado para satisfacer sus demandas y requerimientos.
Las ocho plantas que constituyen el edificio de esta residencia de ancianos, se hallan acondicionadas para garantizar el máximo confort, la atención más precisa de las dependencias y demandas de salud y el esmero en el cumplimiento de las preferencias personales de los clientes. Caso particular es el que comprende a su implicación en el cuidado de pacientes con Alzheimer, un compromiso con sectores de población con necesidades más concretas, por lo general desatendidas en otros centros, y que alcanza a la estrecha relación que se establece entre Benviure y la FESOCA (Federació de Persones Sordes de Catalunya), la cual acredita la óptima accesibilidad de las acciones –lo que afecta tanto a barreras arquitectónicas como a barreras comunicativas- y permite a Benviure gozar de una idónea cualificación de su personal de plantilla –aprendizaje del lenguaje de sordos, cursos de atención a residentes con movilidad reducida o dificultades sensoriales…-.
Un factor menor pero de igual modo relevante es el de la comodidad de las instalaciones. Las habitaciones cuentan con una gran insolación de luz natural, ya que están orientadas al exterior. Su interior es digno de un hogar: cuentan con servicios sanitarios propios, una cocina y una lavandería privada y se hallan contiguas a las estancias médicas abiertas durante todo el día. Las áreas recreativas y de terapia quedan tan solo a un paso de distancia: no hay excusa para no asistir a las salas de fisioterapia, los talleres de memoria y las actividades de animación organizadas con el pensamiento permanentemente puesto en las demandas de cada residente.
El mismo recinto del complejo, repleto de espacios verdes y aparcamientos siempre preparados para acoger a los visitantes ocasionales, sirve como la mejor carta de presentación de Benviure. Emplazado en Sant Boi, en las faldas de la montaña de Sant Ramón y en las inmediaciones del bellísimo Parc de la Montanyeta, Benviure comparte vistas al mar Mediterráneo y a la montaña barcelonesa.
Las ventajas del centro en el aspecto económico también son sustanciales. La normativa vigente del Baix Llobregat, mediante la cual se rigen los estatutos de la residencia, posibilitan que la tarifa de ingreso resulte de media unos 700 euros más barata respecto a las del área de la capital de la comunidad. El precio de la estancia, no obstante, se encuentra condicionado por supuesto a los requisitos específicos de cada cliente, determinadas por las necesidades de mayor o menor atención profesional. Por otro lado, Benviure es un centro favorable a las reducciones y ayudas financieras comprendidas por la Ley de Dependencia.