Disfrutar de actividades lĆŗdicas y de ocio es tan necesario para la tercera edad como estar atendidos las veinticuatro horas del dĆa. Hacer trabajar la mente y mantenerla entretenida es sano y por eso la realización de todo tipo de Ā juegos es recomendable y fundamental. Pero sus ventajas no terminan ahĆ, porque con todo ello estaremos fomentando a su vez la socialización y la interconexión entre los ancianos, algo que sin duda imprescindible para una convivencia feliz.
ĀæCuĆ”les son esas actividades de las que hablamos? Pueden ser de lo mĆ”s variopintas. Juegos como el parchĆs, el dominó, las cartas o el ajedrez estĆ” a la orden del dĆa a causa de su gran arraigo entre la tercera edad y su tradición. Sin embargo, podemos ampliar el espectro de muchas maneras: acudiendo a exposiciones en museos, escribir relatos, escuchar mĆŗsica⦠Mil cosas.
Que se desarrollen este tipo de cuestiones es del deseo de todos los familiares de aquellos ancianos que viven en una residencia geriĆ”trica. Nadie quiere ver cómo los dĆas pasan el aburrimiento se apodera de unos padres o abuelos que de esta manera es imposible que sean felices o mantengan la ilusión por seguir viviendo. Definitivamente, hay que inculcarles ganas por hacer cosas. Por vivir. Por sonreĆr.
Mi abuela ya se encontraba en malas condiciones antes de que mi padre y mis tĆas se plantearan la posibilidad de ingresarla en una residencia. El abuelo habĆa fallecido hacĆa unos meses y ella anĆmicamente no se encontraba demasiado bien porque apenas podĆa superar su pĆ©rdida. En el plano fĆsico tampoco estaba mucho mejor. Con serios problemas de movilidad, necesitaba alguien que estuviera pendiente de ella durante todo el dĆa, algo que para mis padres o tĆas resultaba completamente imposible por motivos laborales.
Para levantarle el Ć”nimo y encomendarla a los mejores profesionales era necesario encontrar la mejor residencia de la comarca. Por eso toda la familia se volcó a la hora de obtener información para hallar ese lugar en el que ella fuera capaz de recuperar la felicidad y la ilusión por vivir una vida a la que todavĆa le quedaba mucho tiempo.
Unos dĆas buscando en Internet nos permitió dar con la solución. Concretamente la encontró mi padre. Se trataba de Erit Barcelona, una residencia geriĆ”trica que no solo se encargaba del perfecto cuidado de los mayores sino que ademĆ”s promovĆa una cantidad importante de actividades como las que os comentaba al principio: juegos, visitas y acercamientos a otras artes como la mĆŗsica o la literatura.
El lugar ideal para mi abuela
Desde el principio supimos que esta residencia era perfecta para mi abuela. Ella siempre ha sido una persona muy sociable y divertida, asĆ que sólo hacĆa falta un entorno propicio para que recuperara esa alegrĆa que siempre nos ha demostrado y que nos ha inculcado al resto de la familia. Que sus Ćŗltimos aƱos no fueran una autĆ©ntica depresión dependĆa de ello.
Y la verdad es que el resultado fue exitoso. Desde el primer dĆa que estuvo allĆ la animaron mucho entre sus compaƱeros y los cuidadores de la residencia. Por eso poco a poco fue saliendo del pozo en el que la muerte de su marido la habĆa metido. Las largas partidas de parchĆs y de tute, las lecturas de grandes escritores como Vargas Llosa o Ruiz Zafón o e permanente con canciones de su Ć©poca le han permitido mantener esas ganas por seguir viviendo y haciendo cosas durante todo el tiempo del que disponĆa. Incluso ha notado una mejorĆa fĆsica que nos ha dejado pasmados a todos y que le permite andar con la ayuda de un bastón en vez de desplazarse en la silla de ruedas que comenzaba a ser habitual.
Creo que mi abuela es el ejemplo perfecto de que, si se ponen los medios adecuados, la felicidad es posible por muy difĆcil que parezca. En la actualidad ella tiene una vida plena y repleta de actividades que llenan su dĆa a dĆa. ĀæAcaso nosotros no soƱamos con una vejez asĆ?